El Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC) de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado recientemente la primera monografía sobre el aspartamo, clasificándolo como posiblemente cancerígeno para los seres humanos (Grupo 2B) sobre la base de "pruebas limitadas de cáncer en seres humanos, pruebas limitadas de cáncer en animales de experimentación y pruebas mecanicistas limitadas".
Esta clasificación no se aplica al cáncer en general, sino a un tipo concreto de cáncer de hígado, conocido como carcinoma hepatocelular. Además, el Comité Mixto FAO/OMS de Expertos en Aditivos Alimentarios (JECFA) concluyó que no hay motivos suficientes para modificar la ingesta diaria admisible de 40 miligramos por kilogramo de peso corporal establecida previamente.
Las pruebas de la IARC sobre la relación entre el aspartamo y el cáncer de hígado proceden de tres estudios en los que se investigó el consumo de bebidas edulcoradas artificialmente. En estos estudios participaron 477.000 adultos de diez países europeos, 553.000 adultos diabéticos de EE.UU. y 934.000 adultos estadounidenses. En todos los casos, los refrescos edulcorados artificialmente se utilizaron como sustitutos del consumo de aspartamo; la ingesta real de aspartamo nunca se midió directamente.
Otro estudio importante utilizado para la evaluación del CIIC fue el estudio de cohortes NutriNet-Santé (2022). Este estudio realizó un seguimiento de más de 100.000 adultos franceses durante una media de ocho años e informó de que el consumo de aspartamo estaba asociado a un mayor riesgo de todos los tipos de cáncer, cáncer de mama (sólo en los mayores consumidores) y cánceres relacionados con la obesidad (sólo en los mayores consumidores).
Mecánicamente, el aspartamo se convierte fácilmente en tres moléculas tras su consumo: Fenilalanina, ácido aspártico y metanol. El metanol se ha relacionado con el cáncer de hígado, ya que se convierte en ácido fórmico, que daña el ADN. Sin embargo, la cantidad de metanol y ácido fórmico producida es increíblemente pequeña (una taza de zumo de manzana contiene unas seis veces más que una taza de refresco endulzado con aspartamo).
Según los datos disponibles, no hay razón para temer un consumo moderado de aspartamo.
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